martes, 17 de octubre de 2017

Ucronía: La bala Mágica

La imagen sólo es representativa.





   Es el Gran Premio de Japón 2003 en el circuito de Suzuka, y por tanto llegado a este punto es hora de definir un campeonato que ha tenido más espectáculo que cualquier anteriormente visto. Ni los campeonatos de Senna y Prost, o los de Lauda y Hunt fueron tan emocionantes como el de éste grandioso año.


   Entrando en los principales cajones de la recta, la tensión empieza a crecer a un ritmo infernal. No es para menos, en las primeras filas de la grilla de salida se encuentran los candidatos al título. En primer lugar como de costumbre está Michael Schumacher que a paso de hormiga fue recuperando el fuelle perdido. Más atrás se encuentra Juan Pablo Montoya quien con un potente Williams se mostró competitivo a lo largo del año pero fue perdiendo su rendimiento en las últimas carreras, y se encuentra un poco lejos de conseguirlo por sus propios medios al campeonato. En el tercer cajón está Fernando Alonso, que aprovechó la gran progresión de Renault para acercarse al menos matemáticamente a la lucha por el título. En la séptima posición está el principal candidato al título despues de Schumacher, quien no es nada menos que Kimi Räikkönen un jóven finlandés de 23 años que arribó a la Formula 1 dos años atrás para convertirse en uno de los grandes pilotos.


   Si bien la temporada anterior de Kimi fue más que nada de aprendizaje, le sirvió para tener un cuchillo entre los dientes y ser catalogado por su jefe Ron Dennis como el campeón del futuro.

 
   2003 era la oportunidad que tanto Kimi como el equipo McLaren andaban necesitando para desbancar el aplanador dominio de Ferrari en los últimos años. Para ese año McLaren contaba con una nueva arma que era la punta de lanza contra la hegemonía roja del cavallino rampante. Sin embargo las cosas no empezaron tan bien ya que el nuevo MP4/18 se notaba muy impredecible mecánicamente y a veces inestable ya que era un monoplaza con una aerodinámica arriesgada y revolucionaria, lo cual propiciaba una fragilidad respecto a sus rivales, y los test de pretemporada confirmaron lo dicho. Por tanto, la gente de Woking tuvo que apelar al viejo MP4/17D para no perder la chance de estar en la lucha.


   Concluidas las tres primeras carreras que se saldaron con las victorias de Schumacher en Australia, Räikkönen en Malasia, y Montoya finalmente en Brasil, la categoría ponía rumbo hacia Europa. Entonces, una buena noticia llegaba desde Woking la sede de McLaren, habían logrado finalmente resolver los problemas que aquejaba el MP4/18 y lo iban a utilizar a partir del Gran Premio de España en Montmeló. Por tanto, San Marino fue la última fecha con el MP4/17, donde el escocés David Coulthard logró derrotar junto con Räikkönen a las poderosas Ferrari.


   Con el transcurrir del año, el nuevo vehículo diseñado por la gente del equipo inglés fue mostrando un gran potencial, y en varias carreras como en,  Nürburgring y Silverstone fueron imparables y lograron la victoria. Mientras que en España, Canadá, Monza e Indianápolis, Ferrari fue imparable. Por otro lado, Montoya junto a Williams logró adjudicarse la victoria en Mónaco y Magny Cours, y Alonso con su Renault logró vencer en Hungría convirtiéndose en el vencedor más joven de la Formula 1.


   Con la temporada casi finiquitada, el panorama venía con chances tanto para Räikkönen como para Schumacher donde la diferencia de puntos era de uno a favor del multicampeón alemán. Luego detrás aparecía Montoya con cinco unidades menos que el líder.


   Centrándonos en el fin de semana definitorio en Suzuka, desde el viernes las Ferrari fueron imparables y tanto Schumacher como Barrichello se quedaron con los primeros lugares en los entrenamientos. McLaren estaba justo ahí detrás. Al día siguiente en la clasificación, Ferrari logró otra vez plasmar lo mostrado el viernes, y Räikkönen cuajaba un pálido séptimo puesto con un MP4/18 que sufría en cada curva y no podía conseguir el agarre mecánico ideal para arrebatar la pole a Schumacher.


   Quedan fracciones de minuto para dar rienda suelta a la última carrera del 2003. Los nervios en el box de cada equipo comienzan a crecer y los directores técnicos se notan cada vez más crispados y con la piel de gallina. Se van encendiendo las luces rojas en cada reflector del semáforo, los pilotos aprietan el acelerador junto al embrague para preparar la salida de su vehículo.
 

   En un parpadeo se apagan las luces y se libera el embrague. Schumacher hace una gran largada y mantiene la primera posición, Montoya sigue la estela del piloto alemán y tapona a un Fernando Alonso que busca de manera agresiva quitarle la cuerda al colombiano, más atrás el finlandés Räikkönen no larga de una manera excelente y se ve superado por Webber, Button Frentzen, y los Jordan de Sato y Fisichella cayendo a la decimosegunda posición. Su jefe Ron Dennis se agarra la cabeza y se pone a cruzar los dedos para que ocurra un milagro.


   Con el transcurrir de los primeros compases Schumacher se sigue escapando de sus rivales y tiene todas las chances para ir vuelta a vuelta imponiendo un ritmo de carrera frenético, sacándole ocho segundos a un Montoya que va perdiendo fuelle contra Alonso. Räikkönen por su parte empieza a dejar en el camino tanto a Fisichella como a Sato, y en la vuelta 15 Iceman se apresta a superar en la Degner2 a Button, y en la zona de la 130R utiliza toda la potencia de su motor Mercedes para dar cuenta de Frentzen y luego de Webber en la Casio Chicane.


   En los giros posteriores, un Alonso que cada vez se acercaba a la caja de cambios de Montoya, peca de arriesgado en la primera curva y se lleva puesto hacia la cama de grava al Williams del colombiano, provocando la bandera amarilla y la salida del auto de seguridad en la vuelta 20.


   Dice una frase “A río revuelto ganancia de pescadores”, y en ese momento lo que Raikkönen más necesita es que ocurra alguna situación que le ayude a recuperar la distancia respecto al grupo de punta. Es el punto de inflexión de la carrera, y a partir de ahora a Kimi solo le queda ir manejando a 130 kilometros por hora y seguir al trencito de autos que cada vez más se van acercando a sus retinas. Transcurren cinco vueltas hasta que los comisarios logran limpiar la pista, y ahora llegando a la recta principal con los neumáticos en la temperatura ideal, nuestro héroe tiene claro que es lo que hay que hacer. Sabe que se está jugando el campeonato y que debe arriesgar pero tampoco pecar de agresivo como Alonso con Montoya, por tanto, en ese instante comienza a exprimir todo el potencial de su McLaren Mercedes y va a la caza de Ralf Schumacher buscando salir de cada curva  con la mejor tracción posible y pegarse poco a poco a la zona de rebufo del hermano del campeón reinante. Tras tres vueltas detrás del alemán de Williams, Raikkönen efectúa en sobrepaso en la horquilla posterior a las Degner Curve.


   En la vuelta 30, el finlandés para para cargar combustible y monta gomas duras para poder aguantar hasta el final de la carrera. Tras esto sale a pista décimo pero con el transcurrir de las paradas del resto de los pilotos del Top Ten, logra ubicarse tercero y comienza a sacarle partido a los neumáticos Michelin. Luego en la vuelta 42, ya cerca de Barrichello, le recorta cada vez más la diferencia y llega un poco pasado a la chicana de Casio, entonces en esas milésimas de segundo busca rebajar marchas, y al clavar el freno efectúa una maniobra casi al límite sobre la Ferrari del brasileño, donde por fortuna no hubo ningún inconveniente que lamentar.


   En ese momento, su ingeniero de carrera Mark Slade, le informa que está a 5 segundos de Michael Schumacher y le pide que aumente el ritmo de carrera porque ahí está la clave de la victoria y del campeonato. Räikkönen asiente y comienza a tomar cada vértice del trazado japonés al límite tratando de acercarse al piloto germano.  Es la vuelta 48, y el finés se encuentra a 1 segundo de la punta, sabe que es su momento y sigue empujando porque en menos de cuatro vueltas podría estar su sentencia.


   Quedan dos giros para el final del campeonato, Räikkönen todavía no se rinde y sigue acelerando porque está muy cerca del rebufo. Schumacher ya consciente de la amenaza del finlandés se aferra con uñas y dientes a su Ferrari para evitar que le adelante. Sin embargo al final de la vuelta 51, Räikkönen ya tiene a tiro su presa, sabe que es su única chance, que no hay grises, sino victoria o fracaso. Consigue una buena salida desde Casio, y entonces se mete en la estela del vehículo rojo de su rival, mientras tanto Schumacher zigzaguea en la recta principal para evitar el sorpaso, pero Kimi con unos reflejos increíbles, logra meterse por el interior y ponerse rueda a rueda del multicampeón en la primera curva, y en ese momento casi tocándose, la inercia del McLaren MP4/18 termina empujando levemente a la Ferrari F-2003GA que no tiene más opción que ceder el paso a la bala mágica del nórdico que comienza a proseguir los últimos metros de la decisiva carrera. En el box de McLaren todos gritan y estallan de felicidad, y los mecánicos junto a Ron Dennis se preparan para recibir desde el muro que separa el circuito de los boxes al nuevo campeón de la cateogría. La gente de Ferrari se quedan boquiabiertos, Jean Todt, jefe del equipo italiano golpea el tablero del Pitwall pero también sonríe por la gran maniobra del joven de McLaren.


   Concluída la vuelta de honor, Räikkönen se baja de su monoplaza y con el volante en mano, alza sus brazos en alto por haber logrado el triunfo y el campeonato. La alegría irradia todo su ser, y de repente aparece un frustrado pero a la vez conforme Michael Schumacher que se acerca al finlandés y le da un cordial abrazo por haber logrado su cometido.


   Ya en el podio, mientras entona el himno de su país, el rostro del finés larga algunas lágrimas de emoción que sin embargo no logran ser un llanto. Había logrado algo inédito, excepcional, que muy pocos habían logrado, derrotar a uno de los pilotos más exitosos de la historia de éste deporte. Luego de esto  levanta la copa del triunfo y descorcha el champagne para coronar un año inolvidable y una definición de película.


   Años después dejaría a McLaren para probar suerte en Ferrari pero esa es otra historia.





domingo, 1 de octubre de 2017

Las estrellas del mañana

Leclerc y Gasly son las nuevas caras de la Formula 1.
En el caso del monegasco, tendrá que esperar a 2018 para debutar. ©LAT IMAGES.


 

   No es una noticia ni la crónica de un hecho anunciado, pero es importante resaltar el tema generacional en una Formula 1 que con el correr del tiempo pasó de tener vehículos indomables, a ser una competición donde éstos son más fáciles de llevar para el piloto. Hecho que propició la llegada de muchos juveniles (que no superan los 22 o 23 años de edad al momento su debut) a la elite del motor. El caso más conocido es el de Max Verstappen que fue el piloto más joven en debutar en Formula 1 a la edad de 17 años.

  Si bien en otras disciplinas deportivas como el  futbol o atletismo es normal ver a adolescentes dar sus primeros pasos profesionalmente, en el caso de la Formula 1 hasta la modernidad, siempre los pilotos que arribaban debían cargar a sus espaldas una gran experiencia en monoplazas puesto que entre los 60, 70 y 80, los coches eran demasiados peligrosos y hasta principios de la última década mencionada, ocurrían accidentes fatales. Por tanto, la experiencia en era un pilar fundamental para persistir en la máxima. Incluso hasta mediados de la década pasada, todavía existía una pronunciada diferencia entre los autos de la antigua Formula 3000 que era la telonera más importante, y la Formula 1.

   A partir de los inicios del siglo actual, fuimos testigos del ascenso meteórico de pilotos que ingresaban a corta edad o con escasa experiencia que sin embargo traían consigo dotes de talento impresionantes. Los más conocidos son Fernando Alonso, Sebastian Vettel  y Kimi Räikkönen , o el mismísimo Verstappen. En todos estos casos exceptuando el de Alonso y Vettel que ya acarreaban experiencia en monoplazas, los otrora mencionados sin tanto fogueo en las formulas menores, lograron encajar y adaptarse rápidamente a las exigencias de la elite.

  Actualmente, también hay otros jóvenes menores a 25 años que están asentándose como futuras estrellas de la máxima entre los que figuran Carlos Sainz Jr, Kevin Magnussen, Esteban Ocon, o Pascal Wehrlein. Pero también hay otros que golpean la puerta de entrada. Dos de los ejemplares más relevantes son Pierre Gasly y Charles Leclerc.

  Gasly, el francés del team junior de Red Bull, a sus 21 años de edad ha sabido escalar y conseguir resultados a base de manejo para llegar la Formula 1. Si bien en 2016 fue campeón de la GP2 Series, fue capaz de hacerle frente a Carlos Sainz Jr en la lucha por el título de la Formula Renault 3.5 en 2014 sin conseguir triunfos. Debutó en el reciente Gran premio de Malasia de Fórmula 1 reemplazando a Kvyat, pero también se encuentra peleando por la corona de la Super Formula Japonesa que definirá a finales de octubre.  Es un piloto rápido, cerebral  y consistente. Lo veo muy parecido a Sainz en el aspecto del pilotaje, cualidades  que contraponiendo a la velocidad pura y dura de pilotos como el mítico Senna, también pueden otorgar grandes éxitos.

Gasly ha marcado una excelente temporada en Japón contra experimentados rivales.



   Por otro lado, el monegasco Charles Leclerc es la sensación entre los pilotos jóvenes que buscan hacerse un hueco en la Formula 1. En las últimas temporadas ha ganado diferentes campeonatos, y se destaca por ser un piloto veloz y con el toque de agresividad justo. Éste año en la Formula 2 ha demostrado carrera a carrera su impronta y autoridad para gestionar su dominio y llegar a la definición de Jerez como el gran favorito.


El talentoso Charles Leclerc es la punta de lanza de Ferrari de cara al futuro.
Recuerda al desaparecido Jules Bianchi con quien tenía una gran amistad.


    Agilidad para pulverizar los cronómetros, y épicas remontadas son algunas de las especialidades que Leclerc ostenta en su currículum el cual es muy tenido en cuenta por la Scudería Ferrari, equipo que ve en el monegasco un futuro astro del deporte motor y sucesor de Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen. Por tanto, Charles tiene una gran proyección y no sería una sorpresa si en el futuro logra confirmar lo que se espera de sí mismo.

   Teniendo en cuenta este actual panorama de las jóvenes promesas que están llegando y asentandose en la Formula 1, no cabe duda que el futuro del deporte está en buenas manos ya que el día en que no tengamos más en pista a los sublimes Hamilton, Vettel, Bottas y Ricciardo,  todavía habrá gran espectáculo con ésta camada de talentos que llegó a la elite para marcar su sello y acrecentar la historia de una de las competiciones más prestigiosas del mundo.